Nota introductoria: Sobre la automatización y la creatividad

Catherine Breslin / https://betterimagesofai.org / https://creativecommons.org/licenses/by/4.0/

A partir de la difusión de aplicaciones que generan contenido con "inteligencia" artificial en 2022, como lo es ChatGPT, los discursos en torno a estas herramientas varían desde una fe ciega o de escepticismo. La cantidad de recursos necesarios para generar contenido de IA es absurda, y en cambio genera contenido en la mayoría de los casos, mediocre. Eso sin siquiera considerar las preocupaciones éticas en torno a la perpetuación de los prejuicios racistas y los potenciales riesgos de seguridad asociados al desarrollo de una inteligencia artificial generalizada (AGI). Para dejar claro nuestro punto de vista, nuestra opinión se encuentra en el lado del escepticismo.

El propósito de esta revista es contrarrestar las narrativas tecno-deterministas en torno al arte y la cultura. Orbita es una respuesta a la visión de algunos entusiastas de la IA donde se cree que la cultura se puede experimentar desde algoritmos y automatizaciones; de que robar el trabajo de artistas, creativos e individuos para almacenarlo en una base de datos que unos pocos pretenden explotar con fines de lucro es una forma de «democratizar» el arte. Pareciera que a las empresas del Big Tech no les gusta cumplir las leyes de derechos de autor que protegen a los artistas y creadores. Un ejemplo es que recientemente, documentos de un juicio en Estados Unidos revelaron que Anthropic había gastado millones de dólares en escanear libros para capturar la información en forma de datos y crear el código de Claude, un asistente de IA similar al chat GPT–todo para luego quemar los libros de los cuales extrajeron la información, ignorando así cualquier regla de copyright o ley que protegiera a los autores.

Hanna Barakat & Cambridge Diversity Fund / https://betterimagesofai.org / https://creativecommons.org/licenses/by/4.0/

La automatización de la cultura, las artes y la creatividad debe, desde nuestro punto de vista, rechazarse como visión sistemática de un futuro deseable. La creencia de que el progreso sólo puede ser hacia adelante, y abrazando incuestionablemente nuevas tecnologías–como lo es la IA– sin una mirada crítica, es una agenda casi diríamos política. Además es una visión sesgada del futuro, cancelando procesos democráticos en los que otras perspectivas y voces podrían contribuir con ideas distintas a lo que los dirigentes de la agenda tecno-determinista mencionada previamente quieren hacer pasar como una verdad inequívoca.

Una persona profesional del campo creativo experta se forma durante años, incluso durante toda una vida, para dominar el proceso de iteración y resolución de problemas–que es en sí mismo un proceso bastante caótico. Movimientos ya existentes, como el Design Thinking, han intentado encontrar una solución a ese caos, de encontrar un orden el el proceso creativo para hacerlo más atractivo para el mundo corporativo e incluso más rentable. Pero tal vez el proceso caótico no es en realidad un problema. El caos en el proceso creativo permite que se produzcan sorpresas y errores. En el caso de una obra de arte, un proyecto de diseño o una película, esto significa llegar a soluciones o formas finales inesperadas, que no se habrían producido ni siquiera si se hubieran planificado. Lo que empezamos a ver en textos e imágenes producidos artificialmente es que parece no haber errores, lo cual es en sí cuestionable ya que los modelos algorítmicos no están formulando un pensamiento en forma escrita, sino que calculan la probabilidad de que un texto esté bien escrito. La cuestión es que, esos errores son cruciales tanto en procesos creativos como de aprendizaje, porque nos permiten ampliar el significado de una idea a partir del proceso de corregirlos o de entenderlos. Los textos o imágenes generados por la IA carecen de este proceso iterativo y de selección; todo lo que estas herramientas pueden hacer depende de los datos de los que obtienen la información, siendo incapaces de crear realmente algo de la nada. En este sentido, el contenido de la IA no es un pensamiento creativo real, sino un proceso automatizado en el que se mezclan elementos hasta que una versión se acerca lo suficiente al resultado deseado.


La esencia de la creatividad, desde un punto de vista personal, sigue siendo un equilibrio meditado entre el alma, la forma y la emoción, es algo que no puede ni debe reducirse a alucinaciones con fines de lucro. Si podemos automatizar y crear millones de imágenes perfectas que no disfrutamos ver, ¿cuál es el punto? ¿No se supone que hay cosas que hacemos en nuestra vida simplemente porque nosotrxs o alguien más las disfruta? ¿Cuál es el punto de automatizar la emoción y el alma?Creemos que el valor de la creatividad reside en la sensación de casualidad, de caos que habita en la mente creadora experta. No hay un único factor que pueda determinar la creación del futuro, sin embargo, creemos que las imágenes, el arte, los objetos y las palabras con las que nos relacionamos, y la forma en que lo hacemos, ayudan a moldear mentes y visiones del futuro. La creatividad humana, a partir de su cualidad imperfecta y que tiende a cometer errores, permite que se produzcan sorpresas, lo que a su vez nos permite entender nuestro mundo y cuestionar hacia donde va. No debemos perder eso por la comodidad de la automatización.

Una revista no es en absoluto la solución a un futuro en hipoteca. Sin embargo, al girar en torno a narrativas alternativas y desde los márgenes, eligiendo contar historias humanas, elevar el trabajo creativo que merece ser compartido y optar por retratar una imagen diferente del presente, desafiamos la interpretación de la cultura y las experiencias estéticas como un dato más que procesar. Nos oponemos a la automatización como default. Orbita comenzó como una idea para contrarrestar el falso optimismo en torno a la tecnología y la idea de la cultura como un algoritmo cuyo único propósito es ser consumido. Al desarrollar más el concepto de por qué debe existir esta revista, hemos ajustado esta idea. Orbita es un contrapeso, pero lo más importante es que es una apuesta por un futuro distinto.

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